domingo, 16 de junio de 2013

CONOCER A DIOS

Es frecuente encontrar a gente que te dice "es lo mismo cualquier religión", o "es el mismo Dios en todos lados". Es curioso que también la misma gente, en muchos casos, al decirlo, tampoco tiene una relación con él. No tiene una religión o bien, no tiene una relación con Dios. Es tan lo mismo que es lo mismo que nada.

Las experiencias conocidas de los fanatismos religiosos reafirman el otro pensamiento muy ligado a estos: "es mejor ninguna religión".

En conclusión, una desilusión de la posibilidad de entrar en la presencia de Dios, de conocerlo y de que signifique algo más que el hecho de explicarnos a nosotros mismos quiénes somos y cuánto valor tenemos. Así, Dios se ha convertido en un personaje simpático para unos, que bendice, que hace milagros; y que, en otras ocasiones, es digno de enojo por no haber hecho, por no haberse acordado, por no haber impedido, porque hay injusticia en el mundo, por... todos los males que nos suceden y de los que no se hace cargo.

Uno y otro Dios, el de los fanáticos, el de los enojados, el de los indiferentes, es un Dios manejable, manipulable, que es el todopoderoso de acuerdo a mi parecer, a mi querer. Para completar el cuadro no faltan los que dicen que ese Dios eterno y todopoderoso, la suma bondad y el bien debe ser inasible, debe estar por encima de nosotros y hasta de nuestras necesidades, porque es tan perfecto y tan eterno que llegar a él y alcanzar la unión con él es posible cuando salimos de nosotros mismos, de nuestros sentidos y hasta de nuestras experiencias, porque esas experiencias son las que lo limitan y terminan haciendo una caricatura de él.

Muchos católicos así lo viven, de un modo y de otro. ¿Y cuál de todos estos es tu Dios?

Cuando Felipe le dice a Jesús "muéstranos al Padre y eso nos basta" quiere llegar a ese Dios imaginado a causa de la predicación de Jesús. Para Felipe, que se ha ido formando una imágen de Dios al escuchar a Jesús, ese Dios está en alguna parte, pero no está donde él, Felipe, está. La respuesta del Señor es contundente "¿Tanto tiempo hace que estoy con ustedes y no me conoces? Quien me ha visto a mi, ha visto al Padre". La pretensión de Jesús es realmente audaz. Felipe, y todos los discípulos, lo que han visto es a Jesús, el hijo de María. Los mismos habitantes de Nazaret tenían esa mirada sobre Jesús: "¿No es este el hijo del carpintero?

No es el único que se hizo una imagen de Dios. Tambien Simón Pedro lo ha hecho. Pero él fue más allá, el vió al Hijo del Dios vivo como le dice a Jesús en aquella ocasión en Cafarnaúm. Y tan es así, que cuando los soldados van al Huerto de los Olivos a apresar a Jesús él sale en defensa del Señor con la espada. En el gesto de Pedro vemos aquella captación del fanático. Su convicción de fe llega a tanto que es capaz "de dar la vida por tí", como le dice explícitamente a Jesús cuando este le anunció que iba a ser entregado. Pedro encarna la desilusión de todos los que habiendo amado a Dios con pasión se desilusionan de los mismos discípulos y de sí mismos: no es posible ser fiel a Dios, no es posible llevar una vida en Dios. El amor por Jesús pasa por encima de la humanidad. Pedro ama a Jesús más que a los demás hombres, por eso no piensa dos veces cuando ataca a los soldados que apresan a Jesús. Su acción se parece a aquella conclusión de Pilatos cuando tiene a Jesús entre sus manos: "¿No sabes que tengo autoridad para soltarte o para condenarte? La pretensión del poder sobre Dios y sobre sus cosas ya para defenderlo, como Pedro, ya para matarlo, como Pilatos tiene el mismo origen: el querer conocer y manejar los planes de Dios según el propio entender y medida. Llegando incluso a dominarlo.

En estos dos personajes, Pedro y Pilatos, vemos una misma actitud. Sin embargo se entiende que Pedro era muy religioso y Pilatos no. Pero, en definitiva no cambia la misma actitud: ambos están cerrados a los planes de Dios. De aquí viene una primera convicción: es Dios quien se revela a sí mismo, y lo hace como él quiere hacerlo. Es El quien nos enseña quién es y cómo hemos de vivir nuestra relación con él. Está aquí la auténtica actitud religiosa.

Y si Dios se revela, se da a conocer, no podemos inventarlo tanto para decir de él como nos parece como para negarlo. Si no tenemos autoridad para una cosa, no la tenemos para la otra. Dios es Dios y ha querido libremente darse a conocer a sí mismo, y lo ha hecho en la persona de nuestro Señor Jesucristo. Una clave de la fe cristiana. Ahora podemos entender por qué las palabras de Jesús, el por qué de la necesidad de creer en él: "nadie va al Padre sino por mi". Y también de que a Dios nadie lo ha visto jamás, el que lo ha revelado es el Hijo único que está en el seno del Padre (Jn. 1, 18)

Sí, podemos conocer a Dios. Podemos vivir en su presencia. Podemos conocer su Voluntad. Podemos conocer nuestro origen y también nuestro fin. Podemos darnos cuenta de que nuestra vida tiene una orientación y que esta no es sólo para nosotros sino para todos los hombres. Cristo no ha venido a imponer a los hombres su Evangelio, sino a darlo, a testimoniarlo. No lo ha hecho contra ser humano alguno, sino a favor de todos. Y su Evangelio no es una norma de conducta sino un hecho que ha devuelto a la humanidad su sentido y su capacidad de ser lo que es. Su Evangelio es la obra que el Padre ha realizado en El y cuyo cumplimiento ha llevado a cabo hasta el final: "Todo se ha cumplido" dijo el Señor al momento de expirar.

Nuestra vida no es una lotería, es un plan de amor. Nuestra sed de sentido, de amor, tiene una razón; está gritando dentro nuestro ese llamado y realidad de Dios que se ha dado a conocer. Nuestra vida no marcha por donde nosotros buenamente intuímos, tiene un derrotero abierto por el camino de Jesús. La historia no es una construcción de la humanidad por la lucha de poder; por las ideologías ni por las opiniones sobre Dios. La historia tiene un origen y una meta: Jesucristo. La religión no es un código de normas, es alguien. Y su existencia es incontestable en relación a los pareceres múltiples de los hombres. Sus palabras son incontestables porque El ha sido establecido como testigo de la obra del Padre y nos ha dado a conocer su Voluntad.

lunes, 10 de junio de 2013

SER UNO MISMO, SER PARA LOS DEMÁS

Muchas veces he desado este silencio a mi alrededor para poder contarles las muchas cosas que rondan por mi cabeza. Es mejor sacarlas porque pueden hacer bien, y hace bien dar lo que el Señor da.

Es mi inquietud poder brindar lo que me toca a la Iglesia y al mundo. Pero cada día me encuentro con una incertidumbre. ¿Hago lo que tengo que hacer? ¿Vivo como tengo que vivir? El ritmo y el estilo de vida de la sociedad parecen por momentos ahogarme diciendo que no hago nada. Parece que los artistas no hacen nada, los pintores, los poetas, los filósofos ¿qué hacen? Entonces veo que la mirada del "hacer algo" es en realidad la mirada del ser útil segun algo. La utilidad según los criterios del ahora, o según las actividades del que te escucha.

La gran tentación, porque el caso no es hacer algo sino ser quien se es. Y esto no es filosofía. Me ha llevado a descubrir que la anciana casi inútil con sus manos, lo mismo que el pequeño con un año de edad tienen algo para dar. Y lo que dan es importante. Me hace descubrir que el discapacitado mental o físico siempre son alguien que da. Y me alegra de recibir de ellos. Cuando el Señor dice "Bienaventurados los que trabajan por la paz" es una fortuna que no haya dicho cómo. La multiplicidad de acciones en ese sentido nos abre la vida por todas direcciones.

El Beato Charles con algunos tuaregs 
Tengo por viejo amigo al Beato Charles de Foucauld como ya lo comenté. Su vida en el desierto, en Tamanraset fue inútil por donde uno la mire. Quiso ser testigo de Jesús en medio de los tuaregs, pueblo nómada del desierto. Llegó a establecer relaciones de confianza y de mucha estima para con él. Incluso se volvió como un consejero a quien consultaban. Pero murió sin que uno solo de esos hombres se convirtiera a la fe cristiana.

Entonces se plantea uno si elegimos el camino de nuestra vida de acuerdo al Plan de Dios que es
Antoni Gaudí, el gran arquitecto.
sin duda nuestra auténtica felicidad, o si vamos haciendo opciones cómodas, o económicamente rentables, o útiles según los criterios de este mundo. Veo con frecuencia esta felicidad transitoria y aferrada al bien inmediato que produce lo que hacemos, pero no lo juzgo tan negativo, porque pienso que muchas vocaciones pasan por el saber dar lo bueno de modo inmediato como el profesional en lo que hace día a día y que le llena el corazón. Pero de fondo hay una proyección de su persona, un darse a sí mismo, que hace que lo hecho no sea activismo sino una auténtica vocación. Hay muchos ejemplos delante de mi y de todos. Señalo el de Antoni Gaudi, el gran arquitecto catalán, cuyos diseños decía él le nacían sin pensarlos, por lo que siempre descubría que era un don. Estoy seguro de que eso es lo auténtico del hacer, cuando nos nace y lo hacemos bien. Y lo disfrutamos.

Pienso en las muchas personas que llamamos "talentosas" pero que no tienen los medios para desarrollarlo, y por ello, no tienen los medios para vivir una auténtica vocación. Pienso en las muchas personas que obran en sus vidas según lo que les tocó vivir más que por elección, pero que ponen tanta pasión en lo que hacen que su persona queda grabada en los demás y eso lo hace auténtico. Pienso en la tremenda necesidad de no ser superficiales a la hora de alentar a los jóvenes para que no hagan "lo que sienten" porque los sentimientos adolescentes son transitorios y caprichosos; sino que hagan lo que les nace, porque lo que brota de dentro sin duda es un don.

domingo, 9 de junio de 2013

DE CAFARNAÚM A NAÍM. UN CAMINO DE FE.

Hoy la Liturgia tomó el Evangelio de San Lucas, la resurrección del hijo de la viuda de Naím. Antes de ese texto, el evangelio dice que Jesús estaba en Cafarnaúm, y que el Centurión de esa ciudad esperaba que Jesús hiciera algo por su sirviente enfermo. Los dcemás comentaron a Jesús: "Merece que se lo concedas porque él construyó la sinagoga". Y esa sinagoga está en pie hoy en Cafarnaúm. En mi peregrinación reciente a Tierra Santa no pude entrar a esa sinagoga por una cuestión de salud de ese momento. Pero pude darme cuenta de que Jesús salió de allí para dirigirse a Naím, y la verdad, que es bastante lejos. Le debe haber llevado algunos días llegar hasta Naím.

Naím es hoy una ciudad moderna y llena de musulmanes. No hay una presencia cristiana. Y si lo pensamos bien, por allí pasó el Señor, y los habitantes de ese pueblo dijeron "Un gran profeta ha llegado y Dios ha visitado a su pueblo". Sin embargo no estamos allí. ¿Qué pasó?

Estos días tuvimos algunas reuniones con los catequistas y vimos que las respuestas de papás y de chicos son igualmente desalentadoras. No hay una apertura ni una búsqueda de la fe en la mayoría de los casos. ¿Qué será de esta ciudad cuando pasen los años? Las nuevas generaciones apenas traeran cristianos tibios, si es que llegan a serlo. Pero ¿qué vamos a hacer?

Ahí está el cuestionamiento para aquellos católicos que dicen amar mucho su fe, pero no cultivan lo mínimo de ella. Se ha entendido fanatismo por testimonio. Se ha entendido realismo por fe. Se ha cambiado lo del mundo por el Reino de los Cielos. No parece interesar lo trascendente, lo eterno. Pero aquí está el mensaje de la Palabra de Naím.

¿Cómo haremos para abrir el corazón de la gente a esta obra de Dios?