martes, 25 de diciembre de 2012

¡FELIZ NAVIDAD!

Qué linda frase. Cuando se ha visto, dice San Juan, el amor de Dios en la vida de uno mismo, no se cansa de repetir estas palabras. La Palabra divina se hizo hombre. Dios ha quedado atrapado en la humanidad. Ha caido en la trampa de su propio amor. Y en El no hay imperfección ni improvisación. Lo ha querido así.
Me vienen a la mente todas las personas que sienten que Dios los ha abandonado. Los que creen que la historia de la humanidad sigue un curso incierto. Los que entienden a Dios como un genio sabelotodo y consentidor que tiene que hacer lo que a nosotros nos parece. Y su llegada en la humildad tan infima de lo humano desconcierta porque abraza, llora, ríe, es frágil, es limitado. Y a la vez es eterno, infinito, Amor sin límites. Es todo en todos. Es como nosotros, uno de los nuestros, pero no deja de ser El, distinto de nosotros. Es invisible pero es visible. No rechaza nada de lo humano y le da sentido a todo lo humano. Parece un lejano punto de la historia, pero es por quien fueron hechas todas las cosas. Es Dios con nosotros.